Volviendo a la realidad

🔊 Puedes escuchar este artículo narrado por mí al comienzo del post, ideal si prefieres oírlo mientras haces otras cosas.

Querida mía, terminamos el ayuno hace una semana y debo decir que volver a la realidad es más difícil que hacer el propio ayuno. Me he encontrado con diferentes disyuntivas, entre ellas cómo no volver a los mismos patrones que tenía antes.

Hoy, antes de escribirte esto, repasé algunos capítulos del libro Recupera tu mente, reconquista tu vida, y me di cuenta de que Marian no se equivoca cuando compara el consumo de redes con adicciones tan fuertes como las drogas, el alcohol o la nicotina. Al principio, cuando comencé a leer el libro, no entendía bien esas comparaciones. Pero la realidad es que, al igual que esas adicciones, muchas veces no te percatas de que tienes un problema hasta que llegas a momentos de crisis.

Una de las cosas que Marian dice en su libro es que las recaídas son incluso peores que la abstinencia, porque se sienten como un retroceso total. Quien lo ha vivido sabe que no es cualquier cosa.

En esta última semana he sentido que mi lucha es más por no reincidir, por no volver a perderme dentro de las redes sociales. Incluso Substack, aunque no esté tan cargada de imágenes y videos, sigue siendo una red social. Un “dispensador automático de afectos”, como lo describe Marian: ¡Dame likes! ¿Me leyeron? ¿Quién se suscribió? ¿Quién me siguió? ¡Un comentario!… creando nuevas carreteras de dopamina en cada interacción.

Me cuesta desconectarme. Durante esos tres días de ayuno mi cerebro alcanzó un objetivo enorme y ahora me reclama: “Ok ok, ya lo lograste, ahora dame lo que me gusta, dame mi premio por aguantar sin estímulos”. Siento como si tuviera que educar a un niño malcriado dentro de mí.

Y se vuelve pesado, porque mi débil corteza prefrontal tiene que batallar contra años de malos hábitos. Sí, he cambiado muchas cosas, sobre todo en el último año, y sí, he aprendido a controlar ciertos impulsos. Pero no puedo negar que hay momentos en los que esto me gana… y cuando pasa, me siento culpable, siento que no tengo autodominio, que no puedo controlarme a mí misma.

Lo noto también en esta red. Muchos aquí batallamos contra el sistema de recompensas. Tratamos de buscar equilibrio, mejorar nuestra alimentación, hacer ejercicio, meditar, leer más… pero aun así, celebramos los hitos: ¡100 suscriptores! ¡200! ¡300! Y aunque decimos que estamos aquí porque amamos escribir, sin importar quién nos lea, no podemos negar que queremos ser vistos, leídos, que deseamos esa atención.

Volver del ayuno es pesado porque significa luchar entre lo que quieres ser y lo que eres; entre lo que sueñas lograr y lo que te frena. Es batallar con este sistema de gratificación instantánea en el que vivimos.

Ser consciente me ha costado mucho. Pero creo que aquí está la clave: a mayor conciencia, mayor será el desafío. Porque cuando ya sabes lo que quieres cambiar, lo que te hace daño, lo que debes detener… entonces la lucha se vuelve más difícil.

Querida mía, estos días han sido lentos, pesados, incluso molestos. He tenido que batallar conmigo misma, enfrentarme a esa versión de mí que quiere algo diferente para su futuro. Esa que sueña con encontrarse más adelante plena, realizada y en paz.

Nuestro encuentro en el futuro depende de eso. Si no hago los cambios ahora, nunca podré encontrarte. Y quiero encontrarte, mirarte a los ojos y decirte: lo logramos hasta este punto; aún falta, pero estamos juntas y ahora podemos seguir con más fuerza.

En ese futuro en el que te visualizo eres fuerte, eres capaz, eres valiente. Has logrado lo que soñabas y estás orgullosa de ti misma por haberlo hecho. Nadie dijo que sería fácil. Sabíamos que traería desafíos, que habría días pesados, pero seguimos, sobreponiéndonos a nosotras mismas.

No quiero que olvides esta frase, porque mas que una frase es una promesa:

Nunca me cansaré de sobreponerme a mí misma.

Porque al final, querida mía, la lucha más fuerte es la que libramos contra nosotras mismas cada día.

Con amor,Tu yo del presente.