Una lección que todo creyente debe aprender es que Dios es luz y en Él no hay oscuridad. Cuando jugamos con la oscuridad le estamos demostrando a Dios que no estamos tomando en serio nuestro perdón y esto reduce la luz de Dios en nuestras vidas. Así que ponerse lo nuevo y despojarse de lo viejo se convierte en algo que haces diariamente y no en algo que se hace una sola vez. Este es el camino hacia una vida victoriosa en Jesús.