Al observar los recientes acontecimientos mundiales, podemos asustarnos, ya que es probable que estas cosas también ocurran en nuestro país. Pero Jesús habló de estas cosas con respecto a los últimos días y la condición de nuestro mundo, animándonos a esperarlo, pero no nos dejemos abrumar por el mal que acontece en el mundo. Es parte de las consecuencias de la humanidad por abandonar a Dios y nuestra esperanza no está aquí, sino en la eternidad con Jesús.